El hecho de que no vendan este disco tan maravilloso en España me hizo reflexionar.
Carlos Ann es un artista sublime; barcelonés del Congrès, de aquí al lado. Me pregunto cómo le sentará que no hayan editado su disco en su país. Yo me sentiría triste. Por suerte, en México tienen mejor gusto y allí se ha editado. Le adoran y, según facebook, la ciudad donde más fans tiene es México D.F.
¿Qué nos pasa? En general, no valoramos el arte de nuestro país. Un gran número de españoles afirma que el cine o la música española es una mierda cuando ni siquiera les ha prestado atención. Solo se fijan en lo que llega desde el Reino Unido o los EEUU cuando los artistas de aquí no tienen nada que envidiarles.
Llegué a pensar que se trata de algún tipo de complejo de inferioridad por el idioma, ahora que todos debemos aprender inglés porque si no no vamos a ninguna parte. Pero no, porque llega música de Latinoamérica en castellano, y tiene bastante éxito aquí. Lo que llega suele ser música de dudosa calidad como el reggaeton o el pop más comercial, repetitivo y desgastado, y desde aquí parece que solo sepan hacer eso. Pero hay muy buenos grupos allí, como los Primitivos de Argentina, Voz Propia en Perú o los legendarios Caifanes mexicanos; que aquí solo conocemos cuatro gatos.
En Latinoamérica son conocedores de nuestros grandes artistas y les adoran, aquí les rechazamos. Deberíamos aprender de ellos, a apreciar a nuestros artistas y a los de fuera (no solo del Reino Unido o EEUU).
Además desde el gobierno siempre se intenta controlar o se ataca directamente a la cultura, pero ese es otro debate.
Os invito a que escuchéis con atención este discazo. Apreciad la magia con que ordena las palabras, porque además de cantante, Ann es poeta. Una calidad lírica de altísimo nivel que ¿dejamos escapar? Espero que no.